Nací el 24 de octubre de 1931, día de San Rafael. Así comienza la conversación con don Rojas Doria, un actor a quien siempre lo vi trabajando en los escenarios, y era la primera vez que entablaba con el un diálogo cara a cara.
¿El nombre de tus padres?
Mi padre se llamaba Julio Rojas Arrúa, y mi madre, Fredesvinda Arrúa de Rojas.
¿A qué se dedicaban?
Papá era zapatero; Luis quincero le decíamos a los que hacíanzapatos de tacos altos estilo Luis XV, elegantes; y mamá se quedaba en la casa a cuidarnos y era también mi gran fan, cuando me iniciaba en la actuación.
¿Cuántos hermanos eran?
Éramos cinco hermanos: Antonia, Ramón Domingo; estoy yo, Julio Rafael; Blas Aniceto y Dora Hortensia.
¿Sólo vos saliste actor?
Únicamente yo; y el otro era político, presidente de Seccional, luego senador por 10 años: mi hermano Ramón Domingo, y se jubiló como senador.
¿Iban a verte al teatro tus hermanos, parientes?
Se iban todos: la primada, nietas, sobrinas, toda la familia.
¿Qué recuerdos gratos tenés de tu infancia?
Recuerdo la casa grande de mis abuelos, una quinta con corredores, patio, árboles, donde vivíamos con mis tíos. Lo que mejor recuerdo era la laguna, hoy desaparecida, para levantarse ahí lo que primero fue Hospital Militar y hoy es Emergencias Médicas. Era de agua limpia, nos bañábamos todos los mitã'i, todas las tardes. Era un tiempo lindo, todos amigos, aunque a veces, cuando había diferencias, no faltaba el "soquí".
¿Tus primeros estudios?
Estudié, al inicio, en la Escuela N° 13 Dr. Fernando de la Mora, en el barrio Pinozá, luego pasé al Colegio Nacional, y un año estudié en el Colegio Inocencio Lezcano.
Sé que te gustaba el fútbol de joven.
Practicaba el fútbol en el kelito, River Plate, y en 1949 integré el equipo de la 5ªDivisión; un tal Lorenzo era el entrenador, Rojas era el presidente. Y jugaba vóleibol en el Club del Sur.
¿Te gustaba el cine?
Sí; iba al cine España en la matiné. Veía al Capitán Maravilla, al Capitán Medianoche, películas como Lo que el viento se llevó me gustaban mucho.
¿Qué más hacías de joven?
Trabajé de jovencito; era cadete, así se decía antes. Era ordenanza en el Impuesto Inmobiliario. Eso fue en 1947, luego pasé a trabajar en la Antelco hasta 1952.
Cómo era la vida de soltero.
Antes costaba mucho conquistar una mujer. Estaban todas vestidas. Ahora tienen tan poca ropa encima que se hace más fácil todo.
Acercarse a las chicas no era fácil; mi técnica era a todas decirles: "Hola, muñequita"; era buena manera de acercarme, y con eso las conquistaba...
¿Te gustaba el baile...?
Especialmente los boleros.
Algún ídolo, cantante que recuerdes.
En mi época juvenil me gustaban Gregorio Barrios, Leo Marini, Fernando Albuerne, Genaro Salinas; Ortiz Tirado era un gran cantante. Pero luego, con Los Compadres, hacíamos imitaciones a Luis Aguilé, Billy Caffaro, Palito Ortega, a Donald.
En esa época, eras amigo del que luego fue un grande.
Sí, cuando vivía en el Barrio Pinozá, mi vecino era Luis Osmer Meza, el gran Luis Alberto del Paraná. Era cuando andábamos descalzos corriendo, sin saber lo que nos esperaba, lo que íbamos a ser de artistas. Jugábamos partidi so'o, vóley, que a veces terminaban en "moquetes" de mi flor, en eso era muy bueno Titito -este era el apodo de Luis Osmer-. Éramos muy cabezudos.
¿Y cuando volvió por vez primera, luego de triunfar?
Él era el mismo, seguía siendo sencillo; vino a casa a rememorar los tiempos pasados; además, mi hermano y su hermano tenían un pequeño negocio juntos, seguíamos siendo todos amigos. Fue así hasta su último viaje a Europa, del cual ya no volvió.
¿Casado?
Casado, y con hijos. Mi señora se llama Dalia Concepción Moreno; tuvimos primero a los mellizos Julio Rafael y Dalia Concepción; luego de 10 años, vino Carlos Gustavo, porque oreforzá la mellizo ñeñatendé.
¿Ella es del ambiente artístico?
Nosotros nos conocimos en la Escuela de Arte Escénico; cuando estábamos estudiando nos casamos. Luego tuvo que dejar cuando se embarazó, y con dos criaturas no se puede hacer teatro. Ella sacrificó su carrera por sus hijos.
Haber hecho teatro le habrá ayudado a entender tus giras, llegadas tardías. Sí, eso es importante, porque llegamos a nuestra casa de madrugada luego de una actuación.
¿Aquí se estila ir en grupo, luego del teatro a tomar algo?
Se estila; el grupo tenía esa costumbre de reunirse, pero a mí no me gusta mucho, no me gustan las farras, ni bailar; más de la una de la madrugada no sé estar en la calle, tengo que venir a mi casa.
¿Tus hijos siguieron tu carrera?
Ninguno de ellos realmente siguió. Tienen sí mi carácter: simpáticos, "jodones", pero a mis hijos no les gustó subir a un escenario.
¿Te gustarla que un nieto tuyo continúe con tu actividad artística?
Me gustaría; mis nietos o mi bisnieto, porque ya tengo uno. Los quiero mucho; para esas criaturas yo soy el abuelo preferido, y eso me hace muy feliz. Y no porque soy el abuelo "famoso"; sino por el afecto que les doy.
¿Sos cariñoso con los tuyos?
Sí, con toda mi familia; a mi hijo, hasta hoy, que tiene 52 años amoñe'ẽ chupe. Inclusive hay personas que les dicen que aún hoy "les hago hablar", amoñe'ẽ, como si fuesen unas criaturas. El cariño no tiene edad...
¿De la mano de quién llegaste al teatro?
Llegué de mi mano. Comencé en la Escuela de Arte Escénico, en los festivales de fin de año, donde se recitaba, se bailaba; yo ya era ocurrente, y eso les gustaba a las maestras.
¿Viendo que tenías dotes artísticas, fuiste a estudiar?
Sí, y fui a inscribirme a la Escuela de Arte Escénico; llegué tarde ese año: ya era septiembre, pero me aceptaron y por la constancia, la asiduidad, me dejaron seguir con las clases y rendir el examen de fin de año. A partir de ahí, integré un grupo, el elenco de la escuela, y llegué a recibirme con la primera camada de alumnos.
¿Recordás con quiénes te iniciaste?
Mis compañeros fueron Juan Villa Cabaña, Alejo Vargas, Roque Sánchez, Tabaquito Argüello, Victorino Báez Irala.
¿Y la primera obra como profesional?
Fue la obra Yo quiero cuyo título original era Yo quiero que mi papá sea el marido de mamá, del español Carlos Arniches. Originalmente tenía 30 personajes, y Ernesto Báez la adaptó, le dejó 9 personajes y el nombre con que se presentó fue Yo quiero.
¿Cuántos años tenías?
Creo que era 18 años ó 22, no más.
¿Trabajaste bajo las órdenes de muchos directores?
De muchos grandes directores, como Mario Prono, Ernesto Báez; Carlitos Gómez me dirigió en Ribereña, Tito Chamorro solo me dirigió una vez. Luego formamos nuestra propia compañía con Álvarez Blanco y siempre dirigí yo.
¿Cuántos años trabajaron juntos con Álvarez Blanco?
46 años.
¿Y como Compañía Rojas Doria-Álvarez Blanco?
Comenzamos en el año 71; recuerdo que el 10 de julio estrenamos Plata yvyguy rekávo, el mayor éxito tanto en la cantidad de público asistente como en ingresos económicos. Y nuestra compañía fue hasta 1991; estuvimos 20 años, con trabajo, éxitos continuos, presentaciones en el interior.
Y estas primeras obras juntos, las volví a hacer en 2007 ya con otro elenco, y sin mi compañero Álvarez.
¿Cómo recordás a tu compadre César?
Como persona fue un personaje especial, con el chiste en la punta de los labios. Te saludaba con una broma, como mi tío Carlitos, que primero te decía el chiste y luego te saludaba. César era abierto, capaz de darte hasta su calzoncillo, porque era buen tipo, pero tenía sus arranques del mal humor; era tolerable, yo lo conocía tanto…
Sabías cuándo estaba poniéndose fea la cosa...
Síí; cuando miraba su reloj y no llegaba el camión que nos buscaba para la gira, al llegar el chofer, sabiendo que llegaba tarde, intentaba una broma y yo, que lo conocía tanto a Álvarez, ya sabía lo que se venía. César miraba su reloj y con cara larga le decía " Iporã pende las 8". Y se iba con su cara larga un buen trayecto en el ómnibus.
¿Y qué hacías?
Trataba de hacerle pasar a mi compadre su mal humor, sabía que su debilidad era la puntualidad. No era malo... era leche hervida. En cambio, cuando yo me enojo, arreventá vai guasu, luego me pasa y hasta me arrepiento porque no soy así.
Fue una relación de profesionalismo y de amistad...
Llegamos a conocernos tan bien que yo sabia lo que él pensaba, y pensábamos juntos, creábamos juntos y si no coincidíamos en algo, llegábamos a un consenso, porque los dos teníamos claro que nuestra misión era hacer reír a la gente.
¿Eran amigos al bajar del escenario?
Sí, venía a casa, traía una sandía o nos invitaba a su casa a cenar, o acá en casa, era muy cordial.
¿Cómo se distribuían las actividades?
Hacíamos todo juntos; a él no le gustaba hacer antesala en los diarios, comerciantes, empresarios; escribir las gacetillas a los diarios; che memete kuri.
Hacía otras cosas, su presencia era importante.
¿Y el manejo administrativo, el dinero?
Teníamos un administrador, Carlos Francisco Moreno, mi cuñado, el hermano de mi señora. Hasta a él le tenía confianza y a veces también colaboraba mi hijo Carlos Gustavo, "los Carlos voi".
Álvarez Blanco era argentino, ¿cómo fue su venida a nuestro país?
Era alumno de la Escuela Chile, es decir, estuvo desde mitã’ í por aquí o vino después de hacer la colimba allá.
¿Estudió Teatro?
Mi compadre estudió en el Ateneo: esa fue su formación, con Oca del Valle, Matías Ferreira Díaz, los hermanos Torres, María Elena; eran sus amigos, además.
Los últimos tiempos se lo veía actuar sentado; ¿lo veías así y te preocupaba? Sí, claro que sí. Un día le dije, y me respondió:
-Ni che rembireko nda che jokói ha che tujáma. Ma’ ẽrã piko nde eréta chéve. Cumplí con mi deber de amigo de decirle "no bebas más", pero nunca más le dije nada. Era muy bueno; si sabía que necesitabas, te iba a dar todo lo que tenia. A veces, amanecía mal y estaba pirevai, pero era un hombre bueno.
¿Qué pasó contigo cuando él falleció?
Estaba mentalmente preparado para seguir; sabía que tenía quepasar. Lamenté mucho su muerte, el trabajo ya no es el mismo desde que falta él.
¿Buscaste alguna vez un reemplazante, otro compadre?
Pensé y busqué, encontré "laderos", pero con el accionar me di cuenta de que nadie es como él. Otro César Álvarez Blanco no pude encontrar.
¿Cuesta mantener unido un grupo durante tantos años?
Tenés que ser un genio del tacto; cada uno tiene su carácter y a cada uno le tenés que seguir para el lado donde corre.
Se hace arte en el escenario y...
Y se hace arte para la convivencia, porque para dirigir un grupo tenés que conseguir el aprecio y el respeto de la gente para poder seguir en buenas relaciones y el mantenimiento de ese grupo teatral.
Y con un grupo de actores de primera se mantuvo mucho tiempo...
Y con éxito, porque no podemos negar que siempre tuvimos el respaldo de la gente. Alguna vez, alguna obra menos taquillera que otra, pero siempre llenamos la sala, tenemos nuestro público... Así que eso no es fácil, el grupo humano y la trayectoria exitosa de una compañía.
¿Pensaste de joven que llegarías a ser un actor popular, de gran éxito, que te saludarían por la calle?
No, nunca lo pensé.
¿Y qué querías ser de chico?
Quería hacer teatro, nada más, desde la escuela. No pensaba "quiero ser como fulano o ser tal cosa". Yo quería hacer teatro: No recuerdo ni cuánto ganaba en esa época.
¿Y alguna vez, ya exitoso, quisiste hacer el teatro catalogado de "serio"?
Nunca tuve esas veleidades, pero hice la obra Miguel de Mañara, cuando era alumno de la Escuela de Arte Escénico; era el papel de tullido que por la fe vuelve a caminar y grita "¡Aleluya!" y camina; era un papel dramático.
¿Sentiste incomodidad porque al teatro popular le aplicaron el rótulo de "categoría menor" en el momento de otorgar salas en el Municipal?
Hubo un tiempo en que me molesté un poco, porque consideré que los que trataban así al teatro popular estaban maltratando realmente a su país, porque consideré siempre como algo patriótico el hacer teatro popular, de mantener vigente el ser nacional, defender la idiosincrasia, nuestros rasgos tradicionales. Estuvimos por el buen camino; después vino el reconocimiento, el agradecimiento de lo único válido, que es el pueblo.
¿Te agradecen?
Salgo a la calle y la gente me saluda con cordialidad, con agradecimiento, diciéndome palabras reconfortantes sobre la labor de un artista.
¿Y esperan que seas simpático, que hagas un chiste?
Siempre te piden un chistecito.
¿Y eso es parte de tu personalidad, o bajándote del escenario sos diferente?
Soy cabezudo, alegre, dicharachero; no soy un pirevai . Si tengo problemas, son solo mios y de mi familia, pero eso es rara vez. A mí me gusta la vida, es linda para mí.
¿Das gracias a Dios por lo que te dio?
Sí, me dio mucho, y lo mejor es que me dio tiempo de disfrutarlo, de sentir el cariño de la gente, de disfrutar del éxito.
¿Quién es el autor de esa obra Plata yvyvy rekávo?
Plata yvyguy rekávo es una obra de Mario Halley Mora, escrita por mi solicitud. Yo le dije un día:
-Escribí algo para los Compadres. Y así lo hizo.
¿Escribió otras obras especialmente para ustedes?
Hizo varias obras para nosotros como Los compadres en Tahití, Curuzú Cañete, Divorcio a lo Paraguay, Cartas de papel.
Hablame del Mario Halley Mora más allá del escritor brillante.
A mí me apreciaba mucho; solo a mí y a Ernesto Báez nos permitió "tocar" su obra, cuando por los muchos personajes era antieconómica la obra y debíamos poner el parlamento en la boca de otro para que no pierda el sentido. Nos reuníamos, nos íbamos a su casa, era el libretista, el operador.
¿En el plano personal, eran amigos...?
Éramos amigos del teatro, del elenco; cuando salíamos por los barrios, iba con nosotros en su escarabajo a las representaciones de La pensión de doña Lolita, que se llenaban de público.
¿Hicieron obras de otros escritores?
Hicimos de Cirilo R. Zayas, Ezequiel González Alsina, Ernesto Báez, Manuel Frutos Pane, de Rovisa, Alcibíades González del Valle y Críspulo Melgarejo.
¿Cuántas obras en 20 años de Compañía Rojas Doria-Álvarez Blanco?
Y habrán sido unos 60 títulos en total. No siempre en el Municipal; algunas veces representamos en otros locales, como el auditorio de APA, el Cine Teatro Guaraní, el Teatro Latino.
Desde los títulos, las obras eran jocosas...
Realmente, buscábamos nombres "ganchos "para captar el interés; así hicimos" El Paíno, Mercado 4, La Ley del Ñembotavy, Oĩma la mitã ru, Akuerátapa, Doctor.
¿Creés necesario incorporar a chicas con poca ropa a las obras populares?
La época cambió; es la que realmente hace los cambios en el teatro, porque el teatro fue antes, ahora y va a ser después, y además creo que la falta de indumentaria no hace al mensaje.
¿Qué pasó la vez que comenzaste a construir un teatro cerca de la bahía y luego...?
Fue en la época de Stroessner, y un día nos dijo: "Nunca piden nada, actúan pero no piden nada". Entonces se me ocurrió hacer un teatro de verano detrás de la Universidad Católica. Me fui a ver el lugar, la brisa del rio... ¡era fantástico! Me puse en campaña. Le pedí permiso y me dio.
¿Stroessner?
Sí, y me fui consiguiendo cosas, ladrillos, gente que iba a trabajar y que te decían después nomás vamos a arreglar, colaboraciones; y un día pasó cerca de la construcción el general Stroessner y vio la construcción y pensó que era de la Universidad, le llamó al intendente Guido Kunzle y le dijo:
-¿Qué lo que quiere ese pa 'í Usher? Ya tiene mucho ahí, ¿cómo le dejó que construya eso en la calle?
Kunzle no le dijo que él mismo me había otorgado el permiso, y envió a desmantelar todo lo que ya estaba hecho. Lastimosamente estaba de gira, y cuando volví ya no quedaba nada del escenario de madera que conseguí gratis de colaboraciones.
Y así murió un proyecto que hubiera sido realmente interesante. Sí, lamentablemente así murió.
¿Y qué pasó luego?
Después se enteró de que era el proyecto que él me había dado; me mandó buscar por el Intendente y por otras personas para encontrar otro lugar. Así fuimos a ver el Parque Carlos Antonio López y otros lugares, ha oparei. Fue un intento. Pero yo no le culpo a ese señor porque siempre nos quiso, nos admiraba.
¿Fue a verlos alguna vez?
Sí, y en sus campañas siempre estábamos presentes. Una vez que no nos fuimos por una tormenta como las de ahora; teníamos que salir de madrugada y nos hablamos con mi compadre:
-Jaháta piko.
-Ha mba' eicha piko jaháta, cómo con este tiempo nos vamos a ir. Llegaron ellos a Gral. Díaz, pleno Chaco paraguayo y nosotros no aparecíamos y el Presidente preguntó: -¿Y los Compadres?
-No vinieron, le dijeron.
-Y por qué no losesperamos un rato antes de comenzar el acto, fue lo que dijo Stroessner. Eguatána, ¡nosotros éramos sus artistas preferidos!
Pero no solo trabajaron para las campañas políticas del Partido Colorado. Trabajamos con todos los partidos; fuimos con el Partido Liberal a Vallemí; del Partido Febrerista, tengo una linda carta cuando nos echaron del teatro.
¿De qué teatro fueron echados?
Del Municipal. En el 90, nos pidieron currículum, cuando Filizola era intendente, y el director del Teatro Municipal era José Luis Ardissone. Realmente, no fuimos a llevar el "currículum" de Los Compadres que solicitaron para que podamos acceder al uso de la sala; nos pareció de mal gusto. i Como si no supieran quiénes eran los Compadres!
Aparte de Álvarez, ¿con quién te sentiste más cómodo trabajando?
Con varios. Hay algunos colegas con quienes da gusto trabajar por su responsabilidad, por su carácter, como Nilda Odriozola, Ramón Patiño, sin ser un gran actor, era muy buena persona, alguien que no te creaba problemas nunca. El "Sapo cancionero", Olitte, con quien daba gusto trabajar; tenía sus chiripiorcas, pero era lo menos...
Hicieron también radioteatro.
Hicimos la famosa La pensión de doña Liga. Yo recién había llegado de Buenos Aires, era el año 1956 y me encontré con Mario Halley Mora en los pasillos del Teatro Municipal y me dice:
-Me falta un personaje ... de Kure Luque; tiene que ser popular, me dijo.
Ahí le conocí a Álvarez, y hacía ese papel; estaban representados en esa obra todos los clubes; Cerro Porteño, Libertad, Guaraní, Olimpia...
¿Y la otra pensión, la de doña Lolita?
Tenía tanto éxito La pensión de doña Liga, pero como había terminado el Campeonato de la Liga Paraguaya de Fútbol, el ciclo de radio tenía que interrumpirse; ahí se creó La pensión de doña Lolita para las épocas que no había fútbol.
¿Quiénes integraban ese elenco?
César García, Cesar Álvarez Blanco, Sergio Enrique Dacak, Abel González. José Olitte, Blanca Navarro, Miriam Celeste, Sarita Rivas Crovatto, Roque Sánchez, Carlos Gómez, Graciela Pastor, Alejo Vargas. Una vez nos visitó la Mis Paraguay, la de Dos Santos.
¿Cuál era la emisora por donde se emitía?
Por Emisoras Paraguay, llegaba a todos los rincones del país; nos escuchaban en todas partes.
Pero aún no habían "nacido" Los Compadres.
Y todo se debió a una gripe de Mario. Un día, nos entregó el libreto de La pensión y nos dijo: "No pude terminar el libreto, hagan algo durante los últimos 10 minutos". Resolvimos hacer unos personajes recreados en historias que me contaba un amigo, con acento tavy, del campo. Y esa primera vez fuimos 4 los compadres: César García, Carlos Gómez, Álvarez Blanco y yo.
Y su continuidad...
Fue a pedido del público; la gente llamó pidiendo por ellos, por los "viejitos", porque al día siguiente, ya teníamos nuevamente el libreto completo del programa. Y como fueron muchos los pedidos, Mario encontró la forma de trabajar menos y dejarnos esos minutos finales a la improvisación.
Y los nombres de los compadres ¿quién los creó?
Fue Papote Fretes; el "mareante" de Kavara fue por la forma de hablar de Álvarez, que parecía una cabra. A mí me puso Kure, porque hacía el personaje de Kure Luque en La pensión de doña Liga, y Kuru, por el cutis con acné de César. Y cuando nos anunciaba, decía algo así; "¡Y ahora, con ustedes, Kure, Kurú ha Kavara!
Eran 3 los compadres, ¿qué pasó con el tiempo con Kuru, con César García?
César tuvo un contrato con una emisora de Caacupé y fue como director, porque él era también locutor. Ahí se deshizo el grupo de "Los 3 compadres".
¿Cuándo actuaron independientes del programa radial...?
Evidentemente, los Compadres pegaron, dieron en el blanco, y en las giras ya actuaban en forma independiente. Comenzamos a hacer imitaciones de políticos, cantantes, y luego vinieron los primeros "spot" comerciales.
¿En qué ciudades actuaron?
¡Dónde no actuamos!! Hacíamos 3 obras al año y recorríamos todo el país. Por todos lados llevábamos alegría a la gente, y difundíamos el teatro popular.
Yen el exterior también actuaron. ¿Dónde?
Viajamos a Buenos Aires, y era tanta la gente que fue a vernos que cerró la calle ese público que quería vernos. El problema era que nosotros no podíamos llegar hasta la entrada del teatro y la Policia tuvo que intervenir para que pudiéramos ingresar y realizar la función. Fuimos los primeros paraguayos en "cerrar una calle y no se si eso se volvió a repetir!!
¿Dónde más?
Actuamos también en Nueva York, EE. UU., y que fue tan especial, que luego Mario escribió una obra que se llamaba así: Los Compadres en Nueva Yorkgui.
Nosotros no podíamos creer estar ahí, reclamados por la colonia paraguaya, con los personajes y al terminar la obra dijimos: "Mirá hasta dónde nos trajeron estos dos viejitos".
Y ahora contame de la obra que se generó a partir de este viaje...
Y una vez que teníamos escrita la obra por Mario, empezamos a ensayar y, a punto de estrenar, otra compañía ocupó la sala. El teatro popular siempre tuvo ese problema de ser dejado en segundo lugar. Ahí fue que apelamos a una sala al aire libre, la del Cine España, en el barrio de mi infancia Pinozá.
¿Y cómo estuvo el estreno?
Se había creado tanta expectativa, que la esposa de Stroessner, doña Ligia vino a vernos. Como también mucha gente más, se llenó el salón, la gente quedó afuera, y era tanto el público que no pudo entrar que se llegó a romper un vidrio del "palier", de la entrada...
Hasta ese punto...
Sí, y ese mismo hecho sirvió para que mucha gente se entere y quiera ir a ver la obra. iTuvimos un éxito increíble!
¿Cómo fue eso de los comerciales?
Fue en Víllarrica. Hicimos un texto para radio para "La casa de las novias"; fue el primero, después vinieron muchos, y luego los cortos comerciales de televisión.
¿Y cómo llegaste a la televisión?
Llegamos como Los Compadres; así me inicié en televisión y fue cuando comenzó el circuito cerrado; era una función especial, en la calle Alberdi y Estrella.
Te diría que somos fundadores de la televisión paraguaya, luego pasamos a trabajar en el edificio del IPS, en Pettirossi y Constitución.
Fundadores...
Y también integramos el grupo de fundadores del Día de la Amistad, en Puerto Casado, conjuntamente con el Dr. Artemio Bracho ¡y no figuramos ni a los premios!
¿Cómo? ¿Y no se lo dijiste al Dr. Bracho?
Le dije en una ocasión y él me contestó: "Andá junto a mí para hablar". Yo no puedo ir y decirle: "¡¡Pero qué barbaridad, qué cosa..., ¿cómo no figuramos?". Y pasa el tiempo así y luego que él se muera, nadie va a creer en nosotros.
¿Qué compañeros de trabajo recordás hoy, luego de toda tu trayectoria?
Luis D'Oliveira, a quien lo traje a nuestra compañía, José Olitte, Carlitos Vera. Nizugan empezó en teatro con nuestros espectáculos: él es alguien que siempre reconoció ese hecho. Otros se olvidan de que fuimos nosotros que los llevamos al teatro.
¿Los directores más exigentes?
Carlitos Gómez era el más exigente. Ernesto trabajaba con el actor de otra manera; te mostraba el movimiento, que es lo más difícil de lograr en el escenario..., pero hay que hacerlo con mucho tacto; los artistas tenemos una sensibilidad muy especial: cuando sentimos que nos tratan como soldados, no nos sentimos cómodos, nde trata porã va'erã ningo.
¿Y cuándo fuiste director?
Nosotros, con Los Compadres, jamás hemos tenido "choques" violentos con los actores que trabajaban en la compañía, cuando yo les dirigía; ni en materia de plata. Nadie puede decir "Los compadres no me pagaron". Actrices de primer nivel.
No diré cuál fue la mejor; todas muy buenas, cada una en su estilo, pero un recuerdo muy especial a Emigdia Reisófer, una mujer dedicada a su trabajo, talentosa, hermosa; tenia linda figura, sabía decir sus parlamentos. Era una gran actriz. Fue una gran actriz que tuvo el Paraguay. Otras muy buenas, como Sara Giménez, María Elena Sachero.
¿Ganaste mucho dinero?
No me puedo quejar; he sabido administrar mis ingresos, tengo mi casa, mi vehículo, mis hijos se han educado todos. Ganamos mucha plata con Los Compadres, porque también hacíamos avisos comerciales en radio y televisión, de colchones, motosierras, de lo que sea; todo el interior estaba lleno de avisos de nuestras voces.
¿Tenés pensión del Estado?
Sí, ya lo logré.
¿Cómo recordás a Alejo Vargas?
Nos conocimos en el Escuela de Arte Escénico. Al año de conocernos, me llevó a Km 9, donde él vivía. Hicimos, sin libreto, un tipo sketch, agarré una hoja de diario y comencé a decir cosas y la gente se reía. Evidentemente, Dios me dio ese don.
Es carisma...
Sií, creo que así se llama, cuando uno sube al escenario y la gente ya se ríe y cuando comienzo a decir mi parlamento, ¡ni que decir!
Yo creo que porque soy una fábrica de decir disparates. De esa época lo conozco a Alejo Vargas; hasta me consiguió trabajo.
¿Dónde?
Me llevó a la Escuela de Armeros, donde enseñé Dibujo
¿Dibujas?
Sí, estudié por correo, como se hacia antiguamente; te enviaban las lecciones, practicabas, enviabas nuevamente y así ibas aprendiendo. Pero si bien me gustaba, no me dediqué, como tampoco al fútbol, ni al canto; solo me interesó el teatro y a eso me dediqué...
¿Cantás?
Estudié canto con Sofía Mendoza; tengo registro de tenor. Mis compañeros de entonces hicieron todos carrera en el canto, como Oscar Barreto Aguayo, Norma Dos Santos, Johnny Torales. Y luego hice varias obras cantando, una de ellas con Gloria del Paraguay, otra con Oscar Carvallo, como Así es mi valle, Sombrero piri, Pohã ro'ysã,”de Cirilo R. Zayas.
¿Escribiste obras de teatro?
Escribí tres obras, una fue un gran éxito que hicimos en varias oportunidades y cada vez tenía nombre distinto. Se llamó Oĩma la mitã ru, luego se llamó Tuja alambre... También escribí Che compadre, che sombrero; y Mondaha partida.
¿Siempre fue tu prioridad el teatro?
Solo una vez, recuerdo, bailé, canté y actué; hice de todo lo que tiene que hacer un actor, completito..., era en la obra Un paraguayo en la luna, de Enrique Volta Gaona, porque era cuando recién se creó Corposana en Asunción, allá por 1960.
¿Recordás los nombres de algunos grandes éxitos que hicieron?
La de mayor éxito de taquilla fue sin duda Plata yvyguy rekávo, luego también tuvimos algunas buenísimas, como El paíno, Mercado 4, Yrembe'ýpe , La ley del ñembotavy, Oĩma la mitã ru, el musical Los Compadres en Itaipú, Los Compadres detectives, Sombrero piri, Akuerátapa, doctor.
¿Mario Halley Mora?
A mi forma de ver, el autor nacional más prolifero, entre todos los escritores paraguayos, ha sido y es Mario Halley Mora. Pero además, entendía la forma de vivir y de pensar del paraguayo y eso lo plasmaba en sus obras.
¿Ernesto Báez?
Gran persona, gran actor, gran director; aprendió con Julio Correa, cómo se mueve, cómo habla, cómo se rasca el paraguayo y yo aprendí de él...
¿Hiciste caracterizaciones de personajes?
Hice de procurador en El Impala... Me maquillé yo mismo, porque aprendí maquillaje con el profesor Del Fiore, y en esa caracterización le parecía a mi abuelo, uno de los fundadores del Partido Colorado. Ajogua chupe!
¿Hiciste cine?
El trueno entre las hojas, La sangre y la semilla y La burrerita de Ypacaraí. Hubo un intento a nivel nacional de hacer La pensión de doña Lolita; era la historia de un pedido de mano a un padre, el joven pedía por la hija y el padre entendió que el joven quería vender una yegua, y en las escenas que me tenía que casar con la yegua... se terminó la plata y murió la película.I juky mo'ã, pero opa la plata.
¿Qué pasa con el teatro popular?
Ha oho hína, he'i lavativa omoĩa; oikóko, aikóko, he'i hína mbokaja vendaha. Anda, vive; con altibajos, y no por falta de valores, actores, porque para vivir en este país con tu salario tenés que ser un gran artista..., sino por falta de salas.
¿Darías clases magistrales para esos valores jóvenes?
Sería interesante. Hay valores diseminados sin una guía. En la Escuela de Arte Escénico, les enseñan otro tipo de actuación y como al teatro popular no se le quiere dar el lugar que le corresponde, con lo cual están muy equivocados. Y contestando a tu pregunta, di clases.
¿Dónde enseñaste?
En Villarrica, a instancias del intendente David Obregón, quien un día me dijo:
-Rojas, vos sabés mucho de teatro, me gustaría que dejes tus conocimientos a la juventud de aquí. Creó una escuela donde enseñé Teatro en la Municipalidad de Villarrica, donde enseñaba con Antonio García y Adolfo Arregui. Creo que no continué porque no era villarriqueño.
Son muy localistas...
Creo que sí, por eso no pude continuar. Enseñé en Piribebuy, en Paraguarí, hice talleres en Luque, en Ciudad del Este donde llegamos a hacer zarzuelas Pescador del Paraná, obra de Oscar Carvallo. Me gustaba porque dirigía y como canto además, lo hacía con gusto.
¿Pero te gustaría enseñar?
Sí. Quiero enseñar, pero como todavía trabajo, no tengo tiempo. Me encuentro con señoras que me dicen, cuándo vas a enseñar, yo tengo mi hijo que quiero que siga tus pasos, además no tengo local, es un poco difícil... por ahora.
¿Cómo ves a la nueva generación de actrices?
Muy entusiasta, cuando hay espectáculos de danza, recitados, música, la gente goza, ríe, aplaude, por ejemplo, cuando hicimos Habemus locos dos, tres funciones, Al Rojas vivo, nacional, en forma de revista, estuvo sensacional...
¿Qué aprendiste de la profesión de actor?
La responsabilidad que tenemos los actores de teatro, y no nos damos cuenta de eso, porque no solo transmitimos la cultura popular que se refleja en el teatro, sino que también llevamos alegría a la gente.
Con seguridad, recibiste muchos reconocimientos en tan larga carrera. Muchos, y agradezco tanto cada uno de ellos...
Aquí tengo uno que dice "La Intendencia Municipal de Villa Elisa otorga al dúo Los Compadres por la valiosa cooperación prestada para el lucimiento del festival artístico organizado en ocasión del aniversario de la fundación de la ciudad del Villa Elisa el 22 de marzo de 1994"
Y así fui leyendo de las menciones, pergaminos y reconocimientos que orgullosamente se exhiben en las paredes de su escritorio.
-Habiendo Rafael Rojas Doria satisfactoriamente aprobado el plan de estudios de esta institución se le declara suficientemente acreditado para ejercer la profesión de actor, con la firma de Roque Centurión Miranda y Josefina Plá.
La Comisión Municipal Folclore y Artesanía, Festival del Lago Ypacarai, Edición 27 noches de teatro homenaje a Los Compadres por la dilatada labor artística en las tablas y la total dación en pos de la cultura popular con la firma de Emiliano Yegros, como Presidente, y María Cecilia Rojas.
-A Los Compadres, con afecto en mi primer año, La chacha, el 26 de junio del 82.
-Mención Especial a Los Compadres distinguidos como Personajes del Año 1993 en el campo humorístico.
-Los Compadres, Fundación Agustín Barboza por sus 44 años de humor el 21 de enero de 1997
-En nombre de todos los cerristas residentes en Buenos Aires, con afectos a los compadres Kure y Kavara, del Club Atlanta, el 10 de febrero de 1990.
-Gratitud de Salemma a Rojas Doria, por los 50 años de escenario.
-La Municipalidad de Asunción, a través de la Dirección General del Centro Cultural de la Ciudad, otorga la distinción Honor al Mérito a Rafael Rojas Doria por su invalorable servicio y aporte desinteresado a la cultura paraguaya en el género del teatro, julio de 2008.
-El León de Oro, 7° Festival Mejor Actuación Spot publicitario para Televisión, diciembre de 1993
-Paraguay Soccer Club otorga a Rafael Rojas Doria el reconocimiento, por la visita y por alegrar a la Colonia Paraguaya en Nueva York, en el local del Paraguay Soccer, mayo de 1980.
-A los señores Rafael Rojas Doria, César Álvarez Blanco, exponentes de la cultura paraguaya se les otorga el reconocimiento por 41 años de creatividad consagrados al difícil arte del humor, Itaipú Binacional, en defensa de la cultura y el arte.
-Ateneo de Lengua y Cultura Guaraní a Rafael Rojas Doria, San Lorenzo, Paraguay. 12 Jasypa, 2002.
-Luis D'Oliveira, 30 años en el arte con reconocimiento y gratitud a Rafael Rojas Doria en 1995.
-La Escuela de Fútbol Juan Ramón León otorga el reconocimiento a la compañía Rojas Doria-Álvarez Blanco, Los Compadres, por el esfuerzo de mantener latente nuestra cultura popular, 18 de abril de 1973.
-Homenaje a Rafael Rojas Doria por su participación en el Festival Folclórico de Itapúa que auspició Radio Encarnación el 26 de enero de 1975.
-El Club del Sportivo Luqueño en homenaje de gratitud y reconocimiento en Luque entregado el 17 de marzo de 1971.
-AVA, Artistas de Variedades Asociados, feliz 25 años, en 1978.
-J.C.D. Producciones, por su valioso aporte a la cultura popular, figuras despiden el milenio, Centro Cultural Guaraní, año 2000.
-Radio Nacional del Paraguay y el Consejo Asesor Cultural, testimonio de reconocimiento a Los Compadres por su brillante trayectoria en beneficio de la cultura paraguaya, diciembre de 1995
-Rafael, que tu simpatía sea la medicina del sufrido pueblo paraguayo, Asociación de Egresados de Arte Dramático, abril de 1992.
-Asociación de empleados del Ministerio Industria y Comercio declara a Rafael Rojas Doria Socio Vitalicio en reconocimiento de sus 20 años de antigüedad en la entidad.
-ASOLEU, a Rafael Rojas Doria Gracias por salvarme la vida sin conocerme, noviembre de 1986.
-Armada Nacional, Flotilla de Guerra, Mención de Honor 15 de mayo de 1972.
-TV 2, Enrique Castro, Programa El prisma, Gratitud y Reconocimiento a Rafael Rojas Doria. Agosto de 2000.
-Ministerio de Educación y Cultura, gratitud a Rafael Rojas Doria, Premio Roque Centurión Miranda. Diciembre, 1999.
-Al Rojas vivo, Dirección Domingo Coronel homenaje por los 55 años de labor artística de Rafael Rojas Doria, Centro Paraguayo Japonés, julio del 2008.
¡Y uno muy importante en la vida de este gran actor!
El homenaje a Papá Quito, denominado así por su nieto, Ivo Enrique Pankow Rojas de 3 añitos con un hermoso dibujo, enmarcado, compartiendo el espacio y la trascendencia con todos los demás homenajes.
Escribiste alguna canción...
Fue para ponerle música a la serie que hicimos de Plata yvyguy rekávo, con Casto Darío Martínez que hizo la música, yo puse la letra, anda por ahí, me prometieron grabar...
Hice otra letra, pero jocosa, que tiene Quemil Yambay. "Kóa iporã, kóa jajapóta, me dijo.
¿Sobre qué es?
Sobre los cómicos que hacen reír en nuestro país. Y a la mayoría les nombro, creo que a todos, a la mayoría, pero aún no lo grabó; no volví a visitarlo, pero debería visitarlo...
¿De qué club sos?
No estoy asociado, pero soy de Cerro Porteño.
¿Y Álvarez de qué club era?
Olimpia.
Y cuando se jugaba el clásico ¿qué pasaba ?
A veces, nos hacíamos chistes, pero los dos no éramos fanáticos.
¿Tenés amigos personales fuera del ámbito del teatro?
Tengo muchos amigos, y hoy día agradezco haber cultivado la amistad; es lo más grande que se puede tener, con la edad que tengo, 77 años, veo que muchos ya se fueron, y los que tengo la felicidad de que estén, voy a sus casas, comparto con ellos; lo paso bien, doy y recibo felicidad.
¿Perdiste alguna amistad, un amigo, un compañero del teatro por un entredicho?
Siempre hay algo, es mínimo, pero no es importante; algunos, por haber dicho algo, se disgustaron. No creo que nadie me odie. Nunca quise ser duro con alguien, pero algunas veces tenés que decir únicamente algunas verdades.
¿Fuiste donjuán de joven?
De viejo también. ¡¡Mirá: siempre me gustó la mujer, siempre fui un romántico!!
¿De llevar serenatas?
Sí, llevé y me gustaba.
¿Y de piropear a una mujer?
Sí, siempre hay, está en mi ser "admirar" a la mujer. Y no creo que mi señora, cuando lea esto, se enoje: ype apére y, ya me conoce. Sabés que con tantos años de hacer teatro, de salir de gira, se me han endilgado muchas cosas, pero siempre estoy aquí, con mi familia; sin embargo, al principio, quise ser distinto.
¿Cómo?
De joven, la maltraté a mi señora, y luego me di cuenta de lo cobarde que era hacer eso, y jamás lo volví a hacer. Añemo nervioso, ha che pilla ha ajepicha. Pero luego me di cuenta de que el culpable era yo, y rectifiqué eso.
¿Aceptas críticas?
Sí, las acepto.
¿Y la crítica periodística?
Nunca me molestó la crítica, porque creemos ser el espejo de la vida de nuestro pueblo y el pueblo se quiere mirar en ese espejo; se ríe con nosotros. No creo haber hecho nada malo; además, nuestras bromas fueron inofensivas, sin ganas de ofender a nadie.
¿Algún político se molestó con ustedes?
Se molestó un político de la época de Stroessner, porque hicimos un chiste sobre la justicia; el Presidente de la Corte llamó y se le explicó que los chistes eran sobre la justicia cubana.
¿Hacen bromas sobre ciertos cantantes, modelos, etc.?
A quienes nombramos lo hacemos con afecto, ja pukami haguãnte, y así siempre lo han tomado y nunca se han molestado.
Materia pendiente...
Por mi edad, no creo tener materias pendientes, pero me gustaría filmar en Hollywood; lo que quiero seguir haciendo son zarzuelas, musicales, como Al Rojas vivo; eso me llenó, me gustó, como los temas de "Pájaro campana", con ropaje moderno, pero con el corazón en el folclore paraguayo.
¿Cómo se llega a 50 años de actor popular?
A eso no se llega solo, de eso se encarga Nuestro Señor, Ñandejára ningo la ojapóva ãva. Él es quien nos fija el camino, qué hacer, cómo hacer, y creo que también es tener la conciencia tranquila, portarse bien es lo que te lleva a tener una vida tranquila, alegre, feliz.
Yo salgo a la calle y me río, saludo; no creo que nadie me tire un tiro. A nadie, por lo menos, traté de embromarle y si alguna vez lo hice, habrá sido sin querer, pero nunca he querido ofender ni lastimar a mi prójimo.
¿Disciplinado en el teatro?
Sí, el horario es el horario; hasta hoy, siempre llego una hora antes; depende de dónde y lo que sea.
Un mensaje a actores jóvenes para llegar a "un Rojas Doria"...
Llegar a "un Rojas Doria" ko es fácil; estudiar, practicar mucho, y ver si uno tiene el "don" que solo Dios te da; entonces hay que darle con todo; porque ya tenés el 50% del éxito: si te gusta y tenés el "don". Pero tenés que ser disciplinado, llegar a hora; no se debe ofender al compañero llegando tarde. Todos tenemos otras responsabilidades, pero si te comprometiste a hacer una obra de teatro, tenés que llegar a hora.
Y que no se dejen llevar por drogas, cigarrillos, bebidas; es mentira... no te lleva a nada. Esas publicidades que te dicen que fumando tal o cual marca o bebiendo tal bebida te vas a acercar a una chica... ¡eso es bola! i ¡No es así como se hace...! !
¿Te sentís un profeta en tu tierra?
Creo que sí; donde me voy me quieren... me quieren echar a patadas...
¿Cómo querés que la gente te recuerde?
Así como me tratan por la calle, con afecto. Y creo merecerlo, nunca hice mal a nadie, premeditadamente; pude haber cometido un error, ofender a alguien, hoy me dolería saberlo, y le pediría perdón a quien sea. No es mi intención hacer mal a nadie, no me quiero hacer el santulario, no soy un santo, pero demasiado enamorado soy de la vida.
La vida te dio más rosas que espinas.
Sí, y hasta hoy recojo esas rosas que son el afecto de la gente, el cariño de los amigos, los aplausos en el escenario.
Puedo decir que sos un ídolo.
Creo que sí, por decisión popular, de la gente, aún hoy, haciendo 5 años que murió mi compadre me dicen por la calle ¡¡adiós compadre, adiós mi compadre!! Quedó en la gente. Digo lo que siento de la gente...
Pero ha sido importante lo que han hecho...
Sí, hacer reír a la gente no es fácil, a todo un pueblo, con un humor que nace de su forma de ser, fue una necesidad nacional.
Y en realidad ha sido y sigue siendo importante vernos a nosotros mismos, con ese ojo crítico, agudo, mordaz y con una gran dosis de humor, para permitirnos reír de nuestras peculiaridades y a la vez, ser benévolos con nuestros defectos. Rojas Doria ha sido un espejo en el cual nos miramos y nos gustó vernos como somos. ¡¡ Bien paraguayos!!